ROMA EN LA COMARCA DE LOS PEDROCHES.-
Después de expulsar los romanos a los cartagineses de la Península Ibérica en el año 206 a.C., Roma decidió permanecer en ella; y para ello “dividió” su espacio en dos provincias en el año 197 a.C.; la Citerior al Norte y la Ulterior al Sur.
Entre otros espacios territoriales situados en esta se encontraba la Beturia; esta estaba conformada por dos pueblos que habitaban entre el río Anas (Guadiana) y el río Betis (Guadalquivir) denominados como la Beturia Céltica y la Beturia Túrdula.
La Beturia Céltica ocupaba desde la margen izquierda del río Anas, la zona Sur de la provincia de Badajoz, de Huelva y de Sevilla y llegaba hasta la sierra de Ronda (Málaga) y la Beturia Túrdula era la zona central de Sierra Morena comprendiendo el alto Guadiato, la actual Comarca de Los Pedroches y el Sur de la provincia de Ciudad Real; pueblo que, aunque es conocido como una rama del iberoturdetano por su cercanía y vecindad con la Beturia Céltica, estaba muy influido por algunas de sus costumbres y ritos.
Después de esta división peninsular y durante los cincuenta años siguientes apenas se avanzó en la romanización de estos dos pueblos debido a la fuerte oposición que del año 154-134 a.C. ejercieron las tribus celtibéricas y lusitanas que estaban acaudilladas por un pastor lusitano de nombre Viriato, que por su conocimiento del territorio mantuvo en jaque a los ejercitos romanos; hasta que fuera asesinado por tres de sus generales en el año 139 a. C.; lo que posibilitó que faltos de jefatura, esa resistencia se debilitó y dio fin a las guerras lusitanas; estos pueblos dejan de guerrear y en estas fechas se presentan, si no, como aliados, si al menos como gentes no hostiles a Roma.
EL TESORILLO DE LOS ALMADENES.-
Así que a mediadios del s. II a. C. la Beturia Iberotúrdula (Comarca de Los Pedroches) poseía amplísimos espacios deshabitados, siendo tan solo conocidos en ella algunos pequeños poblados dispersos, como fueron los hallados en la Ermita de la Virgen de Guía (Hinojosa del Duque), Ermita de San Sebastián (Alcaracejos) y la Ermita de la Virgen de la Cruces (El Guijo).
Este exiguo poblamiento vivió con una economía de subsistencia basada en la agricultura y la ganadería y en especial de la minería y la metalurgia; dejándonos su buen hacer como artesanos en el trabajo de la plata algunos tesorillos argénteos, destacando el de Los Almadenes (Alcaracejos) y el del Moralejo (Vva. de Córdoba) quedando acreditado el trabajo en las minas por útiles de piedra encontrados en ellas, como punteros, picos, mazos y martillos de los llamados de escotadura; en estas minas han sido también muy abundante el hallazgo de monedas de cecas ibéricas y romanorepublicanas.